En aquel entonces, la empresa era una sola tienda en Pike Place Market, un mercado histórico de Seattle. Desde su estrecho escaparate, Starbucks ofrecía algunos de los mejores cafés en grano recién tostados del mundo. El nombre, inspirado por la novela Moby Dick, evocaba el romanticismo de alta mar y la tradición marítima de los primeros comerciantes de café.
En 1982, Howard Schultz (presidente y CEO de Starbucks) entró por primera vez en una tienda Starbucks. Desde que tomó su primera taza de Sumatra, se sintió atraído por Starbucks: un año después se incorporó a la empresa.
Un año más tarde, en 1983, Howard viajó a Italia y quedó cautivado por las cafeterías italianas y el romanticismo de la experiencia de tomar un café. Tuvo la visión de llevar la tradición de la cafetería italiana a los Estados Unidos. Un lugar donde conversar y sentirse parte de la comunidad. Un tercer lugar, entre el trabajo y el hogar. Se marchó de Starbucks durante un tiempo para poner en marcha sus propias cafeterías Il Giornale. Pero regresó en agosto de 1987 y compró Starbucks con ayuda de otros inversores locales.
Desde el principio, Starbucks se propuso ser una empresa diferente. Una empresa donde no solo se honrase al café y a su rica tradición, sino donde, también, se crease una sensación de conexión.
Nuestra misión: inspirar y nutrir el espíritu humano. Una persona, una taza de café y una comunidad a la vez.
En la actualidad, con más de 15 000 tiendas en 50 países, Starbucks es el principal tostador y minorista de especialidades de café del mundo. Y con cada taza intentamos hacer realidad tanto nuestra herencia como una experiencia excepcional.